Cada año, el 3 de marzo se celebra en Japón el hina matsuri o día de las niñas, una festividad muy vistosa con orígenes muy antiguos.
El 3 de marzo es el jōshi o jōmi, la segunda de las cinco festividades estacionales (gosekku). Según el antiguo calendario japonés, los melocotoneros (momo) empezaban a florecer por estas fechas, por lo que también recibía el nombre de momo no sekku.
Esta festividad, de procedencia china, era en su origen un ritual de purificación en el que la gente frotaba muñecos de papel (hitogata) sobre su cuerpo para transferirles sus impurezas y luego les dejaban flotar en los ríos para que se los llevara la corriente (hina nagashi).
Según el antiguo calendario japonés, el mes de marzo recibía el nombre de yayoi, el mes en el que nacen las plantas. Otros nombres que recibe este mes son kishun o kurenoharu, la primavera tardía, o tōgetsu, el mes de los melocotoneros.
Fue pasando el tiempo y los muñecos se fueron haciendo cada vez más elaborados y durante el periodo Edo (1600-1868) se desarrolló la costumbre de disponerlos sobre un set (hinadan, a veces traducido como altar de muñecos) y pasó a ser conocido como hina matsuri, el “Día de las niñas”. En este día se deseaba que las niñas crecieran con salud y tuvieran un matrimonio feliz.
El primer hina matsuri de una niña se llama hatsuzekku y es muy típico que los abuelos le regalen el primer juego de muñecas hina: un elaborado y caro conjunto de hasta 7 niveles con 15 muñecas y pequeños enseres domésticos que recrea el matrimonio imperial en el periodo Heian (794-1185). Estos muñecos son ceremoniales, y muchas veces son heredados de padres a hijos.
Las niñas van decorando cada año los diferentes niveles con las muñecas y accesorios que les van regalando, y alrededor de este altar se colocan flores de melocotonero, pasteles de arroz como el hishimochi, sake, etc., a modo de ofrendas.
En la parte superior siempre se encuentran los muñecos que representan al emperador y la emperatriz con una pequeña verja como la que estaba realmente en la corte.
Las familias exhiben la vitrina desde mediados de febrero hasta el día del hina matsuri, luego la retiran, pues existe la superstición de que la familia tendrá problemas para casar a su hija si la dejara exhibida por más tiempo.
Ya bien decía el maestro Basho:
otros ahora
en mi choza – mañana
casa de muñecas